En el Día Mundial del Donante de Sangre, conversamos con Rosa Maria Tarragó Llobera, directora gerente del Banc de Sang i Teixits de les Illes Balears, sobre cómo una institución sanitaria puede salvar vidas y cuidar el planeta al mismo tiempo.

Cada 14 de junio se celebra el Día Mundial del Donante de Sangre. Una fecha para agradecer a quienes, con su gesto altruista, salvan vidas, y también para poner en valor que hacen posible que esa sangre llegue a quien la necesita.

Con motivo de esta efeméride, en Double U Certificate, conversamos con Rosa Maria Tarragó Llobera, directora gerente del Banc de Sang i Teixits de les Illes Balears, sobre el desafío de compatibilizar salud pública y sostenibilidad en una entidad que, cada día, conecta donantes con pacientes en todo el archipiélago.

Más que una fundación sanitaria: una misión con propósito. 

Desde 1988, el FBSTIB opera como una fundación sin ánimo de lucro bajo el protectorado de la Conselleria de Salut de la comunidad balear. Su labor es vital: coordina la recogida de sangre, tejidos y leche materna en todo el archipiélago balear, desplazándose a diario por Mallorca, Menorca, Eivissa y Formentera con unidades móviles.

Sin embargo, este esfuerzo logístico implica un uso intensivo de transporte terrestre , marítimo y aéreo; un aspecto con un impacto ambiental considerable.

Sello Double U: un reconocimiento con responsabilidad.

La fundación ha recibido el Double U Certificate, un sello que reconoce su apuesta por reducir su huella de carbono. Lejos de ser un simple galardón, este distintivo refuerza el compromiso de la entidad con una gestión responsable y coherente con sus valores.

«La sostenibilidad en nuestra actividad es una responsabilidad que asumimos cada día», destaca Rosa Maria Tarragó.

Sostenibilidad y salud pública: dos caras de la misma moneda. 

En un sector donde la rapidez y eficacia pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte, aplicar criterios sostenibles no es sencillo. Pero el FBSTIB demuestra que es posible actuar en múltiples frentes:

  • Licitaciones con cláusulas medioambientales.
  • Gestión de residuos en colectas y sedes.
  • Control de consumos de papel, electricidad y combustibles.
  • Uso de productos locales y merchandising sostenible.
  • Instalación de placas solares.

Todo esto impulsado por una comisión interna de sostenibilidad que trabaja de forma transversal.

El impacto va más allá del CO₂

El mensaje de la directora es claro: cuidar del entorno es también cuidar de la salud de las personas. Por eso, la labor del Banc no termina en la extracción de sangre, sino que se extiende a la construcción de una comunidad más consciente y responsable.

«Nos satisface que se reconozca nuestro compromiso. Pero también nos obliga a seguir mejorando».

Mirando al futuro: más movilidad sostenible. 

Uno de los principales retos de cara al futuro es renovar la flota de vehículos por modelos menos contaminantes. A día de hoy, las limitaciones logísticas impiden una transición completa, pero la intención está clara: el camino hacia una operación más limpia está en marcha.

Un llamado a otras instituciones: cada acción suma. 

Desde el Banc lanzan un mensaje a otras organizaciones sanitarias: empezar el camino hacia la sostenibilidad no es opciones, es parte de la misión de cuidar la vida. Y cada pequeño paso, suma.

«Mi consejo: hagamos todo lo que esté en nuestras manos para cuidar de la Tierra».